Les envío a todos un profundo saludo en este mi primer artículo. Ante todo, quiero agradecer a la Comisaría Primera de la Mujer y la Familia por haber atendido mi demanda y ordenar que se me acepte como columnista en Ecuador Insensato. Antes de que empiecen con cosas (porque ya sé que este blog es lleno de derechosos/osas) les dejo claro que antes de que yo llegara ¡no había una sola mujer en las páginas de Ecuador Insensato! Claro, para burlarse, ahí sí… con chistesitos sobre la ministra y las gordas. Porque para muchos las mujeres solo están para la cocina, la cama y servir de bufonas. Por eso me alegra que la justicia me haya dado la razón. ¡Vivimos un cambio de época!
Y no solo eso, sino que mi visión de mundo estaba subepresentada así que ahora puedo contribuir a que este medio sea más equitativo, tal y como lo estipula la Constitución.
Como no soy pesimista ni me han robado la esperanza, aprovecho para compartir con ustedes la felicidad que me embarga ante las cosas bellas que están sucediendo. Estoy llena de trabajo, sumergida en mil y un proyectos financiados por la Revolución Ciudadana que, hoy por hoy, me permiten realizarme a plenitud. Por eso mismo quiero aprovechar también para agradecerles a todos mis compas en el Ministerio de Cultura por acolitar (Chipi, Tere, Yoli, son unos/as bacanes/as).
Menciono esto porque hoy leí en el blog de un pana un comentario ofensivo reclamando que los/las que habíamos participado en la Feria del Libro habíamos cobrado 500 dólares por intervenciones cortísimas. O que nos dan miles de dólares por obras que luego nunca entregamos, o terminamos pidiendo más. Quiero dejar claras unas cositas al respecto.
Primero, la ley es la ley, así que si son fascistas retardatarios/as que odian el arte no me importa. La Constitución estipula que el arte es un patrimonio estratégico que debe ser protegido y apoyado, y contra eso no hay poder humano que valga. Segundo, ya para rebajarme al nivel de los amargados, hay que ser ciego para no darse cuenta de nuestra importancia. ¿Qué sería el mundo sin los artistas? No solo somos manantiales de alegría, sino que somos custodios/as de la identidad de los pueblos y de la memoria ancestral histórica. A través de nuestro arte se construyen los procesos que culminan con la elevación de la supraimagen de nuestra nación. (¿No entendieron? Entonces no opinen). Sin nosotros, no habría sino vacío, tedio y alienación.
Ya hablaré de esto más adelante, pero no puedo porque, como les decía, estoy a full de trabajo. Tengo que ir a cobrar unos cheques al Ministerio, terminar de editar mi poemario, afinar mi guión, coordinar el proyecto de danza y expresión corporal, comenzar con mi docu, seguir con mi traducción de Huasipungo al achuar, repasar mi ponencia para el Encuentro Iberoamericano de Escritores y hablar con el curador de mi muestra. ¡Qué bestia no me había dado cuenta de lo a full que estaba! Y ya mismo tengo que presentar mi tesis… Bueno, cuídense todos/as y ya nos vemos la próxima. No sean amargados/as y que la Pacha Mama los/las cuide.